Blanca Iturria Carricaburu
Arquitecta Técnica y 1ª colegiada en Navarra
La ficha de Blanca Esther Iturria Carricaburu afirma que tiene 72 años y está afincada en Elizondo. Obtuvo la titulación de Arquitectura Técnica en 1969 y, también señala que fue la primera colegiada mujer en el Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitecto/as Técnico/as e Ingenieros de Edificación de Navarra. Fue un 10 de septiembre de aquel mismo año en que obtuvo el título. A su condición de ser la primera mujer en colegiarse con el número 147 hay que unir que en ese momento no había en la Comunidad foral mujeres con título de aparejadora. Así que estamos ante una pionera que marcó un hito ya que hasta una década después no se colegió la segunda fémina.
En cuanto a su trayectoria profesional, podemos decir que la ejerció de forma autónoma y liberal desde su propio estudio. Ese podría ser el resumen ‘frío’ y ‘objetivo’ propio de un registro cualquiera. Sin embargo, no haríamos justicia a la figura de una mujer apasionada por su trabajo. Sirva como ejemplo de esto último que, aún hoy todavía echa una ojeada a los trabajos de sus hijos (uno arquitecto, el otro ingeniero) “para sacarles fallos”, comenta divertida. Tampoco aparece en ninguna ficha que Blanca transmite una enorme positividad y que cuando te habla te mira a los ojos. Más que una entrevista, esta es la conversación tranquila que tuvimos con ella.
COAATIENavarra (COAATIENa): Blanca, ahora que tienes la opción de echar la vista atrás, ¿sientes que en cierta forma has sido pionera? ¿Cómo analizas tu trayectoria profesional?
Blanca Iturria (BI): Pues no siento que me haya influido en nada particular, la verdad. Fui la primera mujer y dices bien, pero poco más.
COAATIENa: ¿No te sientes como una especie de ‘referente’… como la persona que ha abierto un camino a otras mujeres que han venido detrás de ti?
BI: Sí, algunas sí me lo han comentado. Me han dicho: “Yo quería ser como tú” y sí, te deja contenta.
COAATIENa: ¿Qué recuerdas de esos primeros años de carrera y la influencia que tuvo la presencia de tu padre que decidieras dar el paso y ser arquitecta técnica?
BI: Mi padre supuso mucho para mí y, encima, murió muy joven en un accidente. Así que para mí era como mi Dios porque las hijas solemos tener una admiración mucho más marcada por nuestros padres. En mi caso, fue un hombre que me enseñó mucho y al que iba pegada todo el día. Todavía hoy me acuerdo de él todos los días.
COAATIENa: ¿Fue el ejemplo de tu vida?
BI: Sí, sí, desde luego. Sin duda fue el ejemplo de mi vida.
COAATIENa: ¿Y qué te motivo a estudiar arquitectura técnica?
BI: Yo era de pueblo y nací en una casa que se dedicaba a esto. En los bajos, por ejemplo, se hacían los materiales: bloques, yeso, etc… Luego acompañaba a mi padre en todos esos trabajos y, también, cuando iba a la cantera. Vamos que se convirtió en una forma de vivir. Es como si eres hija de un farmacéutico, en tu casa se habla todo el rato de farmacia y, encima, te gusta. Pues seguramente acabarás de farmacéutico ¿no? Algo similar me ocurrió a mí y por eso elegí la arquitectura técnica.
COAATIENa: Primera mujer colegiada, ¿cómo fue ese momento para ti? ¿Tienes algún recuerdo especial al respecto?
BI: Es que yo me enteré que era la primera cuando me colegié (risas). Así que tampoco le di mayor importancia.
COAATIENa: Nos dicen que, pese a trabajar en un sector de hombres, no has tenido ningún problema. ¿Cómo era aquel ambiente?
BI: Sobre todo había mucha camaradería y familiaridad. Yo conocía a toda la gente con la que trabajaba porque la empresa era relativamente pequeña. En cierto sentido éramos como una familia y eso me permitió aprender muchísimo.
Tuve, además, mucha suerte porque en el momento que me titulé apenas había aparejadores y enseguida empecé a trabajar. Imagínate, yo terminé el 21 de junio y el 25 ya tenía mi primer proyecto, treinta viviendas.
COAATIENa: ¿Lo echas de menos?
BI: Supongo que sí porque todo aquello fue cambiando. Después de aquello empezó a haber más programas, procesos, trabajos… También más aparejadores y al final ese ambiente fue desapareciendo poco a poco.
COAATIENa: ¿Alguna obra emblemática o de la que te sientes especialmente orgullosa?
BI: No te diría. Es decir, me gustaban las rehabilitaciones y la verdad es que me ha tocado hacer de todo a lo largo de mis 50 años de trayectoria profesional. Es una carrera muy larga… (Se lo piensa). En mi caso no paro de sacar defectos de todos mis trabajos. No sé. Si tuviera que elegir creo que me gusta lo que estoy haciendo en el momento. Esa es mi obra emblemática (risas).
COAATIENa: ¿Qué supone Elizondo para ti?
BI: Lo es todo para mí.
COAATIENa: ¿Prefieres el Elizondo de hace años o el actual?
BI: Yo creo que son distintos. Antes había más sensación de pueblo y ahora, aunque tenemos de todo y hay parejas formadas por jóvenes y muchos niños, siento que se ha perdido esa cercanía. Hay como una dependencia excesiva del exterior y, sobre todo, de Pamplona especialmente en temas de trabajo. Es distinto.
COAATIENa: Estamos en 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora, ¿un mensaje para quienes te sientan como un ‘referente’, como alguien a quien admirar y seguir?
BI: La clave es trabajar y que te guste aquello que haces. Porque si no, es una enorme desgracia. A mí, por ejemplo, me gusta muchísimo mi profesión. Disfruto y he trabajado lo que no está en los escritos. Por la noche dibujada y por el día estaba en obras y no recuerdo haber disfrutado más que en mi trabajo. Así que, mi mensaje es ese: que trabajen mucho.