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Jesús Yárnoz Andueza

Arquitecto Técnico y tañedor de la Catedral de Santa María la Real de Pamplona

COAATIE Navarra: Hola Jesús, te jubilaste hace algo más de un año ¿Qué tal lo llevas?

Jesús Yárnoz (JY): Lo cierto es que el mundo está más tranquilo debido fundamentalmente a mi confinamiento en los montes por lo que no he podido dar charlas a todo quisqui.  Desde que me jubilé, el día 23 de diciembre de 2019, disfruté como un enano de una despedida fantástica e inmerecida que me hicieron en la Gerencia de urbanismo. Posteriormente y como castigo nos mandaron las siete plagas del Covid 19 por lo que tuve que confinarme al pueblo en soledad al ser mi familia del sector sanitario (decían que para no contagiarme), y es donde descubrí que el haberse criado de niño en una habitación oscura de seis metros cuadrados llena de libros, prepara muy bien para estas situaciones: no me he aburrido nada entre  mi huerta, mis libros y tebeos, mis proyectos y maquetas (de la torre de Yárnoz, de las murallas romanas de Pamplona, de pilares de San Nicolás, de futuras leñeras, del pozo de la Rocha …), la pintura (de brocha gorda), etc. 

COAATIE Navarra: Mirando hacia atrás, ¿qué o quién te llevó en su día a estudiar Arquitectura Técnica?

JY: Como mucha gente de aquel tiempo tenía ganas de empezar a trabajar. Pero el aprobar el Preu y su reválida en el mes de septiembre (un milagro) me abrió otras expectativas de estudios. Mi vecino era A. R., aparejador también, y enfrente vivía la madre de Antonio Eslava, el pintor. A mí me gustaba el dibujo tanto artístico como técnico y era lo único en que sacaba matrículas de honor, incluso en la escuela de Aparejadores me dieron sobresaliente por curso, pero mi padre sabedor de las dificultades del arte como medio de vida me dijo que mejor nada de pensar en Bellas Artes, así que dado que me gustaba la construcción (¿conocéis el Exin Castillos?), a pesar de haber podido estudiar arquitectura en Pamplona (de oyente), opté por aparejador y tener toda mi vida los zapatos sucios. Como mi padre no podía pagarme la estancia en Burgos me la pagó mi tío Antonio, farmacéutico  en ejercicio, casado, con dos perros y más de treinta sobrinos. Con mi primer sueldo, en el 77, pedí un crédito para pagarle todo y tuve que insistir mucho para que me cobrase, nunca podré agradecérselo suficientemente.

COAATIE Navarra: Estudiaste en la Universidad de Burgos, que tradicionalmente era conocida como un “hueso” donde los estudiantes sufrían para sacarse la carrera hasta tal punto que tardaban muchos más años que la media en el resto de escuelas universitarias. Las malas lenguas decían incluso que no era por una cuestión de asegurar la mejor calidad de la enseñanza sino que parecía un empeño de algunos en poner excesivas dificultades a los aspirantes al título. ¿Cuál es tu vivencia de la cuestión? ¿Tú cómo te desenvolviste en tus años de estudiante?​

JY: La verdad que tenía su fama, muy justa, pero para todos, aunque luego supimos que Sergio se sacó una foto con el profesor de Mediciones en Hola el día de su boda (Sergio y Estíbaliz). Lo peor, el clima.

Cuando me incorporé a la universidad de Burgos, el curso 70-71, nos encontramos que en primero había no tres aulas (de 70-80) como el año anterior, sino seis debido a la inútil huelga general que se hizo el curso anterior a nivel estatal por la asunción de competencias, y además íbamos a ser no Aparejadores sino Arquitecto/as Técnico/as. Como vimos posteriormente sobraban tres aulas enteras, ya que en segundo nunca pasaron de tres. El primer año fue un fracaso, de tener todo aprobado por curso en mayo a un aprobado en junio y con dos no pasabas, así que a repetir; después fui pasando curso a curso, con algún cate para febrero, pero bien.

Creo que la calidad de la enseñanza era buena y siempre recordaré al profesor de construcción S. H. cuyos libros sigo atesorando y se pueden disfrutar hoy en día, llenos de explicaciones y dibujos a mano. Nunca aprendí el inglés; de las diez lecciones del primer año pasamos a las mismas siete (1-7) repetidas del segundo, yo solo recuerdo algo de la memoria del elefante, que no olvida… y como tal no me ha servido para nada. Mi mejor inglés es el “silbado”, con los Beatles, en aquellas memorables horas de dibujo técnico que recordaban a la Vida de Ryan en la cruz, pero que tampoco me han servido de nada. Del profesorado hay que tener en cuenta que lo era igualmente de la Escuela de Ingenieros del Ejército sita en Burgos; eran buenos y el más tonto era capitán, por lo menos. Los coros de Santa Águeda que iban a cantarle (las cuarenta) a la casa del Director lo hacían acompañados por “los grises” ya que suponían que todos eran medio vascos, iban armados con pértigas y por lo tanto eran filo-etarras y separatistas montaraces (también en aquellos días).  Tenía que haber acabado la carrera el año 75, pero un profesor y Director me suspendió la Oficina Técnica (dibujo y construcción, que era en lo único que destacaba) por decirle que mi apellido llevaba acento en la a, o sea que era Yárnoz en vez de Yarnóz como me llamaba y pronunciaba…; no me presenté en junio, aprobando todo lo demás, y me suspendió en septiembre, ya que, como el elefante, no olvidaba. El Proyecto Fin de Carrera fue a la basura, ya que según me dijo era joven para ser aparejador, aunque gracias a ello Paco (Franco) no me firmó el Título.

Me tuve que venir de Ceuta, en donde estuve quince meses con todo pagado, con un permiso para hacer un examen de Oficina Técnica con un dibujo que aprobamos cinco personas por libre, después de no tocar un lápiz en seis meses, y de que el profe al cabo de todo el día me dijera media hora antes de entregar que no le gustaba mi solución. Aprobé. El proyecto quedó para después de la mili, ya en el 77; saqué sobresaliente en junio.

COAATIE Navarra: Según nuestros archivos te graduaste en Arquitectura Técnica en 1977, entiendo que serías de las primeras promociones con la denominación de Arquitecto Técnico considerada ya con rango universitario. ¿Crees que la nueva denominación fue favorable para tu ejercicio profesional?

JY: Fui de las primeras, no la primera creo, si bien nunca he sido competitivo.

Yo pienso que competente es el que “sabe”, si bien la ley dice que es el que “puede”, aunque no sepa o sepa menos que tú. Hay grandes poetas que han sido pastores, o frailes, o monjas, compositores que no conocían el pentagrama, etc. sin que nadie cuestionase su valía. Yo en particular he hecho de todo, encargado, gruista, calcular estructuras (Aedium y particulares), peritar para el Juzgado (el hundimiento del puente de Puente la Reina, por ejemplo), naves industriales , ganaderas, comercios, rehabilitaciones, restauraciones, polígonos industriales, urbanismo, dibujar y escribir en libros etnográficos…, y nunca tuve problemas en visar dichos proyectos en este Colegio, así que podría decir que he hecho lo que tenía y quería hacer sin que nadie me haya puesto trabas. En mi coche siempre llevaba un buzo azul especial para subir tejados que ahora es mi traje de jubilado.

Respecto al nombre que nos ponen, el de Aparejador era un nobilísimo y muy antiguo nombre, el de Arquitecto Técnico es el mío y nuestra principal función consiste,  para mí, en garantizar la Estática, dejando la Estética para los Arquitectos Superiores, si bien todos conocemos horribles edificios por nuestros pueblos y problemas de estabilidad en hermosas obras que impiden su función. Ahora seréis Ingenieros de la Construcción, no Aparejadores ni Arquitecto/as Técnico/as (títulos históricos y consolidados), pero con menos competencias seguramente, ya que desde que yo empecé a estudiar estas sucesivas titulaciones las han ido reduciendo. Como yo digo, las competencias las da el conocimiento y la formación continua de tu profesión o de tus aficiones y el cielo en la tierra es trabajar en lo que te gusta aunque no amases fortunas.

COAATIE Navarra: En comparación de aquel cambio con el momento actual, en el que la denominación del título de la profesión está un poco dispersa y cada universidad ha adoptado una denominación diferente a otras ¿crees que atinar con la mejor denominación, y que ésta sea única, es importante?​

JY: Cuanto menos reconocible sea una titulación, menor será su arraigo en la ciudadanía.

Cuando yo me definía como “p. aparejador” todo el mundo me situaba, era el que iba con el utilitario a meter broncas por los niveles y pedir más cemento. Por cierto ambas profesiones, la de p. y la de aparejador, impedían que pudieras figurar como autónomo, teníamos que disfrazarnos de delineantes, por ejemplo; por ello nunca coticé como autónomo a pesar de mis 34 años en la SS.

La denominación “Arquitecto Técnico” ya no se entendía tanto; ¿eres o no eres arquitecto? ¿qué podéis hacer?; aquí yo decía que solo nos diferencia en nuestra formación una letra, que lo nuestro era la estática y lo suyo la estética, y así me entendían todos.

Ahora seréis “Ingenieros de”, con lo cual las preguntas serán las mismas pero respecto a los Ingenieros de …, así que el número de posibles dudas se eleva exponencialmente. Todo legal, faltaría más, pero creo que nos perdemos, ya que hay que decirles que, en realidad, somos los aparejadores de siempre. ¿Aparejaqueeeeé..?

COAATIE Navarra: Seguimos mirando atrás, pero en otra vertiente ¿de dónde te viene tu condición de campanero de la Catedral?​

JY: Creo que etimológicamente campanero es el que hace o funde campanas, nosotros seríamos tocadores, bandeadores, repicadores, instrumentistas, músicos o más bien “los locos del badajo”.

Mi padre era el cerero de la Plaza de San Nicolás, pero también tocaba las campanas de la Catedral, por lo cual desde niño subíamos los días de incienso a la torre norte a ver tocar la campana María y la de las Horas. Veíamos gratis y sin aglomeraciones la procesión del Corpus y el Momentico desde lo alto de la torre o colocados en los balcones del atrio, y mientras daban la vuelta al recorrido por Pamplona almorzábamos en la Torre Sur, en casa de la campanera. Con catorce años, pantalón corto, un increíble flequillo y setenta y cuatro quilos de peso (era muy potxolo), debuté como campanero acompañante de mi padre un día del Corpus y ya fui tocando algo todos los años hasta que la vida te va dejando solo de manera que ya en el 2000 únicamente estábamos tres personas en los conciertos, éramos los solistas, los más tontos, los únicos que subíamos a tocar y además gratis.  Si algo te gusta y puedes hacerlo, hazlo.

Jesús, en la época en que debutó en la Catedral

COAATIE Navarra: La campana María de la Catedral de Santa María la Real de Pamplona se define como “la más emblemática, la más corpulenta y la más sonora de todas las campanas de la catedral. Su sonido se escucha 14 km. a la redonda. Es la mayor campana en uso de España”. Incluso he llegado a leer de ella que “es la campana de los momentos solemnes, marca linderos ya que tradicionalmente se ha dicho que la cuenca de Pamplona llega hasta donde se escucha dicha campana, e incluso determina la calidad de los corderos ya que los mejores son los que la escuchan, o sea, los de la cuenca”. La verdad es que suena (nunca mejor dicho) especial tener la oportunidad de tocarla. Visto desde fuera, parece que estás dentro de un grupo de privilegiados ¿Cómo lo ves tú?​

JY: Hay mucha leyenda, el viento influye, depende de cómo sople no oyes las campanas ni en la Plaza del Castillo. Sí es la mayor en funcionamiento, ya que la de Toledo está rajada y no tiene arreglo, por lo que suena como un cencerro, pero es preciosa. En Europa hay varias campanas más grandes.

Como ya he dicho los mal llamados campaneros hemos sido los más tontos y suertudos, los que hemos disfrutado (sin darle importancia) de este placer, de nuestra obligación, pero es que no volvía nadie. Os recuerdo que la torre no tiene ascensor y que además es alta, muy alta y además ya no tiene dónde den almuerzos. Tienes que estar bien de piernas, de brazos, de riñones, de…, de humor, libre de resacas y ser un poco duro de oído, aunque esto te va llegando con la edad y el matrimonio. De joven y de no tan joven, a mí, el esfuerzo, la fatiga y el ruido me originaban unas pájaras de cuidado que pasaba en la cama de la vivienda del campanero (sin almorzar, además) en las cuales pasaba a ver todo en blanco y negro (como en la televisión que había) y me quedaba tan blanco que perdía hasta las pecas. No hace tanto me dio un destemple en el Tempe (Bar) que precisó de ambulancia y todo por una caída de tensión mayor que la de la torre. Nos hacemos mayores, era agosto, era la Virgen y había que estar, pero eso sí, a comer al pueblo con los suegros de paquete.

COAATIE Navarra: ¿Qué condiciones requiere ser campanero? ¿Tengo entendido que realizaste algún curso?

JY: Para ser campanero tocador no hace falta tener muchas entendederas, hace falta tener ganas y constancia. Cuando empezamos solo había que dominar el din y el don, la derecha y la izquierda, al este y al oeste, así sucesivamente hasta terminar, ya que al ser fijas las campanas solo se movía el badajo. Eso si el ritmo que le dabas a derecha e izquierda lo ponías tú y podía dejarte más tirado que una colilla. Siempre recordaré la pájara que le dio a I. M., que es sordo y se quita el aparato solo para tocar la campana o correr el encierro, cuando el difunto R. L. (alias el Fonta) le picó y metieron un ritmo final bestial a la María, al final del cual bajaron del balconcillo de madera e I. M. cayó desmayado al suelo debido a la fatiga, dándole aire con un pañuelo… y eso que era un fenómeno de facultades físicas (divino del encierro, leyenda del Trofeo Boscos, etc.).

Con el comienzo de siglo estábamos tres cantamañanas, pero he aquí que reinando Rodrigo Rato en el banco del Oso, el Cabildo decide restaurar la fachada y las campanas de la catedral. Para ello se desmontaron todas las campanas, menos la María, se arregló una que estaba rajada en Alemania, se repusieron los yugos y herrajes deteriorados y se limpiaron los bronces, quedando las campanas como nuevas. Con ello las dos torres Norte y Sur recuperaron la funcionalidad de las campanas eso sí, a costa de la estética (y la simetría) de la fachada catedralicia, ya que alguien decidió cambiar la campana de las horas que ocupaba el vano del atrio (oeste)  de la Torre Norte al hueco sobre la Escuela de Comercio o INAP, de tal manera que ahora las horas se escuchan en la Rocha y los cuartos en el casco Viejo. En el proyecto, en todos los cuadros y fotos ya antiguas (del siglo pasado) se ven las torres con sendas campanas al atrio, simétricas, mientras que ahora a ese lado solo hay campana en la Torre Sur, con lo que gana un poco la vista de la campana María. Yo os recomiendo que si queréis verla bien vayáis a la plaza de San José, junto al muro de la catedral, cerca de la puerta, desde donde tendréis las mejores vistas panorámicas de la campana y sus tañedores.

Tras la restauración surgió un nuevo problema de personal y es que faltaba gente para tocar las campanas, y se organizó un Curso de Campaneros para el din-don de la Norte y el din-din-dan-dan, din, din, dalambalan, o sea un galimatías igualmente sin partitura, con ritmos, pero con otra forma nueva de tocar que era el volteo, de la Torre Sur. El yugo de madera de la campana hace de contrapeso de la campana de bronce y así se consigue voltear la campana alrededor de un eje horizontal sujeto a los muros del vano. Hay que colocar la campana invertida y luego dejarla caer, con lo que a base de la propia inercia y unos pequeños empujones de los campaneros se mantiene la campana girando y sonando. Aquí además hace falta mucha vista ya que tú controlas el giro de tu campana, pero en el mismo espacio de la torre hay cuatro campanas grandes volteando a la vez y no puedes invadir su espacio impunemente. Hay otras campanas más pequeñas en las esquinas que por su menor tamaño voltean manual o mecánicamente por encima de las cabezas al estar a mayor altura. Estas campanas dejaron de voltearse en los años treinta por lo menos, y ha habido que recuperar toques de mano de Pomares, tales como Difuntos, Ángelus, Boleras, repiques…, y sobre todo campaneros ya que si en la Torre Norte con un equipo de tres personas se metía ruido (seis mejor), en la Torre Sur hacen falta un mínimo de diez a doce personas ahora para poner todo aquello en funcionamiento.

Ha sido un renacer de las campanas de la catedral, que son de lo mejor que hay en España.

COAATIE Navarra: ¿Cómo os organizáis para tocar, por turnos…?

JY: Con un documento o escrito denominado Gallofa se nos indican las fiestas litúrgicas del año en que se debe de tocar, fecha y hora del toque, y en función de eso se organizan los equipos de torres Norte y Sur. Si se muere algún Canónigo nos avisan, así como con los óbitos de Obispos y Papas, y ya llevamos varios. Con las Bendiciones Papales también se toca tras la Misa, pero no son más de dos o tres al año.

Quedamos generalmente al pie de la Torre Norte, media hora antes, se nos abre la puerta y subimos los campaneros e invitados (pocos y autorizados).

COAATIE Navarra: De tu trayectoria profesional una gran parte se desarrolló en el Ayuntamiento de Pamplona. Cuéntanos algo de tu experiencia como técnico municipal. ¿Estuviste siempre en la Gerencia de Urbanismo o te moviste por diferentes áreas?

JY: Antes de estar en la Gerencia de Urbanismo trabajé cuatro años en el Departamento de Interior del Gobierno de Navarra, en el 112, elaborando informes de Actividades Clasificadas en localidades de toda Navarra salvo Pamplona, si bien acabaron asignándome la supervisión de obras como las Comisarías de Tudela o Beloso, Parques de Bomberos, obras de Palacio, etc., en las cuales yo estaba más realizado con mis conocimientos de obra y construcción adquiridos con la experiencia durante mis años en la profesión liberal.

A la Gerencia de Urbanismo fui ya rodado y como todos los nuevos cuando entran estuve en el rincón oscuro. Debuté con derribos, ya que tenía experiencias en cálculo de estructuras, restauraciones monumentales y rehabilitaciones y había realizado algún curso que otro. A lo largo de los 18 años en la Gerencia conseguí el apodo de “Derribeitor” y asolé lo no consolidado de Rotxapea, Magdalena, Buztintxuri, Ezkaba, San Jorge, Lezkairu, Arrosadía… Descubrí el fibrocemento, al que doté (a base de pelmada) de partida presupuestaria para su retirada y gestión.

Una vez que descubrí que una urbanización es una cubierta transitable con instalaciones por debajo (ojalá estas fueran todas visitables con galería y mini galerías), y que lo mejor que hay que ejecutar es lo que nadie más verá (Sr. S. H.), empecé a seguir o perseguir obras de urbanización con el amigo J. A. que enseguida me dejó cuerda larga (creo que me evitaba un poco), empezando con Ezkaba y su remate, pasando luego a la Rochapea , la OUD de San Jorge, el parque fluvial de San Jorge, el Parque de la Runa para las barracas, el parque de Trinitarios, 3ª fase Lezkairu, Central de Basuras de Lezkairu, plaza de Iturrama Nuevo y finalmente Etxabacoiz Norte ha sido mi inconcluso epílogo. También he participado en obras menores de remates de polígonos y convenios urbanísticos o de garajes con particulares… Siempre intentando aportar algo, ya que considero que el propietario es el único que tiene derecho a equivocarse en la obra y que mientras no se haya ejecutado la obra cualquier proyecto es susceptible de revisión.

Si algo me ha llamado la atención es el intento de domesticar el territorio del urbanismo, ocupando llanuras de inundación, construyendo motas, alterando taludes y ripas o modificando el nivel del terreno. Los romanos elegían el terreno para la ciudad y ahora la ciudad se va edificando en sitios poco adecuados…

He conseguido algún otro título, de propiedad como el del “Pozo de Yárnoz” (en la Rotxapea), el de Rey de la Junta (de dilatación), el de Camarero Mayor (cada platillo con su tacilla), Derribeitor Man, el Gestionador de Uralita, el Fustigador de la Gerencia, el Amigo de los Taxistas, el Impulsor de la Fuente de León (la reponía en todas las obras en que era director), el Salvador de la Sequoia (de Azpilagaña), el Descubridor del suelo estructural natural en Pamplona (gratuito además), y otros que no indico por estar en horario infantil.

Mi pesar es haber descubierto en un derribo, hacia 2003, el fabuloso Pozo de la Rochapea, de 5 metros de diámetro y seis de altura, enterrado bajo las huertas y con un acceso único de 1,20×1,50 m2, que tras ser vaciado por los bomberos (dos camiones y tres buzos), fue sin reparo alguno enterrado y mutilado por la urbanización, a pesar de ser la Capilla Sixtina de todos los pozos de Pamplona. Quedaron unas fotos que como derecho de pataleo se publicaron parcialmente. Más recientemente descubrí que toda su métrica era compatible con la romana y tuve un ataque de “fiebre romana” ya que encontraba medidas romanas en puertas, saeteras, machones, torres, etc., que me llevaron a dibujar el posible trazado de la muralla romana de Pamplona y el emplazamiento de tres puertas, cuadrando además en medidas con las del mosaico del Museo de Navarra. Todo eran casualidades me dijeron, pero es que eran todas, no una ni dos.

Quiero hacer otra maqueta y si puedo otro pozo igual en Pladur, aunque no creo que me deje mi mujer.

Dentro de la búsqueda de la métrica del pozo, y como consecuencia de ello, fue el descubrimiento de la piedra Roseta de la métrica  navarra, que es la Tabla de medidas del Ayuntamiento  de Pamplona, elaborada en tiempos de Felipe II y depositada en el Archivo de Pamplona; gran desconocida, analizándola encontré que ninguna medida navarra reflejada coincidía con las del pozo, pero (otra coincidencia) que la extinta robada navarra es de origen e inspiración claramente romana tanto en magnitudes como en forma. Tirando del hilo comprobé la vigencia de las centuriaciones romanas (el parcelario agrícola romano) hasta los años sesenta en varios municipios navarros en donde se adaptaron a las hectáreas del sistema métrico decimal, destrozando esas fincas romanas fósiles que yo creo que han quedado recogidas en el registro de fotos históricas del SITNA. Otro trabajo para la jubilación…

Como tarea os pondría encontrar un letrero en árabe en una fachada de Pamplona, a la vista de todo el mundo, sobre todo de los bebedores, y cerca de un cementerio árabe. También sale una bonita historia o cuento para un jubilado…

COAATIE Navarra: ¿Qué hitos/momentos destacarías de tus años en el Ayuntamiento de Pamplona?

JY: El momento más destacable o mejor dicho entrañable de mis dieciocho años y pico en la Gerencia ha sido este año 2020 con la magnífica fiesta que hicieron para despedirme y que han catalogado como la mejor despedida efectuada en este Ayuntamiento, en donde todos se disfrazaron de romanos imbuidos y contagiados sin duda de mi fiebre romana. No sé si me querían a secas o me querían perder de vista. Yo iba de emperador y me sirvieron setas. A raíz de su éxito, se estudió crear un departamento de Fiestas y Despedidas dentro de la Gerencia, pero creo que la pandemia ha paralizado la iniciativa.

COAATIE Navarra: ¿Con qué función/es te quedas de las que desarrollaste hasta hace no mucho en el Ayuntamiento de Pamplona?

JY: Yo creo en lo del bueno, bonito y barato y en su existencia y actualidad. Si hay cosas que funcionan por qué cambiarlas. He procurado estudiar todos los proyectos, aprobados o no, antes de ejecutarlos y sacar punta a todo, sobre todo a los detalles constructivos (no pasan de cinco planos de relleno a veces), ya que, si no están bien definidos, el proyecto no sirve para nada; el presupuesto estará mal descrito y por lo tanto el desvío económico garantizado. Casi todas mis obras han acabado por debajo del presupuesto, o muy cerca de él, y eso lo aprendí en la calle. Hacemos obras muy innovadoras (lo nunca visto), más frágiles y vistosas, incluso sin cumplir normativa (las tabicas variables en escaleras, etc.) y de complicado y oneroso mantenimiento, y en vez de primar las tripas primamos en demasía el oropel u ornato, con unos proveedores lejanos y desconocidos.

Siempre he defendido que la urbanización peatonal la marca el propio pavimento, el del proyecto, y que alcorques, pasos de cebra, distancias entre árboles o farolas, distribución de juntas de dilatación, mobiliario, etc. deben seguir el módulo del pavimento elegido; que las arquetas vayan alineadas (con pavimentos pétreos lo exijo), que se recojan las aguas interiores de las plazas y no se viertan directamente a las aceras circundantes … Son manías que se originaron en mis propios errores, de mi experiencia, por lo que no dejo nunca que otros repitan los fallos que yo mismo cometí.

COAATIE Navarra: ¿Cuándo te toca volver a subirte a la tarima de la Torre Norte para hacer sonar la campana María?

JY: Está todo por ver, espero hacerlo pronto pero llevamos un año anómalo y con el bicho se han suspendido muchas festividades.