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Javier Arana Garro

Arquitecto técnico y vocal en la Junta de Gobierno del Colegio

La cita con nuestro protagonista (Javier Arana Garro, número de Colegiado 871 y vocal en la Junta de Gobierno del Colegio) se produce en un lugar emblemático en su carrera profesional.
Quedamos a la entrada del edificio que acoge la Biblioteca y Filmoteca de Navarra, en Mendebaldea, donde fue Director de Ejecución de la Obra.

Parece que el tiempo pasa muy rápido, ¿verdad?

Rapidísimo. Son 26 años de profesión, que se me han pasado en un abrir y cerrar de ojos. Parece mentira. Ha sido un tiempo, además, muy positivo. Prestar apoyo al resto de colegiados y compañeros me ha permitido aprender muchísimo. Así que, aquí seguimos, con energía.

¿Cómo ha cambiado el Colegio en estos 26 años?

La evolución ha sido total. Nada que ver. Entonces había muy pocos colegiados y nosotros fuimos los primeros que entrábamos recién licenciados de la Universidad de Navarra. Eso ya supuso en sí un cambio muy importante porque, en el Colegio, no estaban acostumbrados a que entrara savia nueva.
A partir de ahí, hemos pasado de todo. Lo más importante, una crisis de la construcción bastante terrible. Ahora, además, estamos en otra fase completamente nueva y, desde que ya no se ofrece la carrera en la Universidad, ya no tenemos ese empuje que nos daban los estudiantes de aquí.

¿Qué recuerdas de la crisis de 2008?

Fue un palo muy grande para todo el sector y, por supuesto, para nosotros, los aparejadores. Muchísimos compañeros lo pasaron muy mal y creo que la mayoría que salieron no quisieron volver nunca más. Así que los que sobrevivimos nos quedamos con muchas enseñanzas (“cicatrices”). Lo que está claro es que la construcción, ahora mismo, nada tiene que ver con lo que se hacía antes.

Y, desde su posición de experiencia y veteranía, ¿Qué le parecen los nuevos colegiados?

En el Colegio echamos de menos que ya no haya una carrera en la Universidad de Navarra como la que hubo en nuestro tiempo. Hoy, ese contacto con la gente joven cuesta mucho y se colegian muy pocos. Eso sí, vienen muy bien preparados. Porque, insisto, la construcción que estamos haciendo nada tiene que ver con la de hace 25 años.

 

«Un trato correcto con las personas siempre es bueno para la obra y la vida en general”

Hablemos de esos proyectos. Ejerces como autónomo y fuiste Director de Ejecución de Obra de la Biblioteca y Filmoteca de Navarra, ¿Qué supuso para ti participar en la construcción de este inmueble?

Fue una de las primeras construcciones grandes, bonitas y diferentes que acometí. Había hecho viviendas pero no edificios singulares de esta envergadura. Por ello lo recuerdo con mucha ilusión. La verdad es que aprendí muchísimo porque fue un proyecto que se diseñó en los tiempos previos a la crisis y, luego, la obra e, incluso, la gestión del edificio coincidieron con su estallido. Eso nos obligó a formarnos sobre la marcha para controlar, sobre todo, el aspecto económico. Tuvimos nuestros momentos de tensiones profesionales y, sin embargo, el trato siempre fue cordial. Recuerdo aquí especialmente al arquitecto, Manuel Ferrer, de los mejores con los que he trabajado y al que le tengo mucho cariño, como a este edificio…

… Escuchándote parece como si este proyecto hubiera sido para ti una especie de máster o tu proyecto final de carrera.

Probablemente, sí. Mira, no lo había pensado pero fue la primera vez que me tocó enfrentarme a un presupuesto que, en aquellos momentos, era de 24 millones de euros. De primeras esto te asusta pero luego entiendes que, además de mantener la calidad adecuada y el control presupuestario, lo más importante es la gestión de la personas. Un trato correcto siempre es bueno para la obra y la vida en general.

EL RETO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Después de ese hito, ¿algún otro trabajo que destaques de tu trayectoria profesional?

He trabajado con arquitectos muy interesantes como Fernando Tabuenca y Jesús Leache. Con ellos hicimos un centro cultural en Haro. Fue una obra pequeña, de apenas 3,5 millones, pero de la que me siento muy orgulloso. Y ahora estamos metidos de lleno en el reto de las viviendas eficientes. Acabamos de entregar 76 inmuebles para Nasuvinsa bajo el estándar Passivhaus. Es una manera de construir muy diferente a lo que estábamos acostumbrados y el resultado final ha sido muy satisfactorio.
Por otro lado, en estos momentos, tengo otra obra muy importante como es la ampliación del centro comercial Garbera, en San Sebastián. Un proyecto de 65 millones de euros que hemos tenido que aprender a gestionar en medio de la crisis del Covid-19. Un esfuerzo por el que también estoy muy contento.

 

«La construcción que estamos haciendo nada tiene que ver con la de hace 25 años”

¿La sostenibilidad ha venido para quedarse en el sector de la construcción?

Sí, desde luego. Ten en cuenta que era un aspecto que antes no se miraba en absoluto y ahora es el primero, el más importante. Porque, ante el reto que supone el cambio climático, lo que nos toca es hacer viviendas y edificios sostenibles. Es imprescindible. La buena noticia es que tenemos la tecnología y la ciencia para hacerlo. La construcción se ha transformado y no solo es poner ladrillos sino tener en cuenta una serie de parámetros y números que nos tienen que llevar a una reducción de emisiones.

Para terminar, también te has involucrado como profesor de cursos de herramientas CE3X. O, sin ir más lejos, en la pasada Feria Edifica 2021. Allí participaste como experto en la ‘Mesa de Rehabilitación’ ¿Qué tal tu experiencia en este campo de la formación?

Este ha sido otro de los ‘másteres’ más importantes que he afrontado en mi carrera profesional. En realidad, nunca pensé que la docencia o intentar formar a otros compañeros pudieran ser para mí. Sin embargo, animado por el Colegio, que es quien nos suele “engañar” para estas cosas y nos da el empujón final, puedo decir que es una de las experiencias más enriquecedoras que he disfrutado. Porque, cuando te pones a formar a colegas tuyos en lo poco que sabes, recibes y aprendes mucho más. Sin lugar a dudas, me ha encantado y, lo más importante, me ha ayudado a mejorar como técnico.

 

Fotografías:  Maite H. Mateo